"Limosna"
Me encontraba en
camino a San Ignacio, el pueblo más próximo para mi descanso, ya anhelo una
cama tibia y un lugar confortable para descansar, de pronto una peregrina me alcanzó en mi
caminata. Muy educadamente me saludo con jovialidad y enseguida pregunto hacia
adonde me dirigía. A lo que respondí:
-Me han dicho que San
Ignacio en un buen pueblo, relajado y frío; espero pasar ahí la noche y tal vez
quedarme unos días.
-Si quieres podríamos
caminar juntos, es un largo camino y me gustaría tener a alguien con quien
conversar.
-Por mí no hay
problema, a veces es bueno algo de
compañía.
- Excelente entonces,
bienvenido. Créeme que no te querrás ir de acá. Te aconsejo el hostal que está
contiguo a la taberna, es cálido y generalmente muy tranquilo. Mi tío es el
dueño del lugar.
-[¡Que
conveniente!] Lo
tomaré en cuenta.
-No creas que porque
mi tío es el dueño le estoy haciendo marketing. Simplemente es un lugar
acogedor, donde puedes descansar tranquilamente sin mucha molestia; concluyó con una sonrisa y su rostro despreocupado lleno
de confianza.
Luego de un buen rato
de estar charlando y caminando nos topamos con un mendigo, quien argumentaba
ser un viajero que se había quedado sin dinero para regresar a su casa, además
mencionó provenir de una villa muy pobre, que le habían asaltado y despojado de
todas sus pertenencias y con la mayor pena del mundo recurría a pedir a
extraños.
Al acabar su jerga
inmediatamente la joven desesperadamente busco monedas en su bolso para ayudar
al necesitado; este con sus ojos llenos de codicia sonrió de alegría al ver la
reacción de mi casual acompañante, pude notar que el sujeto escondía la verdad
entre sus palabras cargadas de conmiseración. Por otra parte luego de recibir
su limosna, volvió su mirada hacia mí. Con un escepticismo y una mirada
desdeñosa penetré su alma e inmediatamente se despidió; dando gracias de
sobremanera a la joven y dejándolo atrás se desvaneció entre la niebla del
largo camino.
Caminamos durante un par de horas combinando charla
y momentos de silencio disfrutando del horizonte. Entre cháchara y algarabía
quedamos claros en que nuestros puntos de vista en cuanto a religión era
bastante distantes y marcados, está joven poseía un nivel de comprensión y
criterio bastante amplio y liberal en cuanto a las otras formas de ver las
cosas, aceptaba mis conceptos que diferían bastante de los suyos; solamente
escuchaba, pensaba y comentaba sin pugna alguna.
-Disculpa, no se aun
tu nombre
-Es Severus.
-¡Puedo hacerte una
pregunta?
-No hay problema.
-Cuando nos
encontramos con el joven, noté que te incomodó la situación ¿Qué fue lo que te desagradó?
Bueno si en caso no te molesta la pregunta.
-Para nada. Pero
antes de contestar ¿Conocías a ese joven?
-No, nunca lo había
visto en mi vida, es primera vez que lo veo por aquí.
-Y entonces ¿Por qué
le ayudaste? Eres benevolente, confiada.
-Me gusta ayudar a
los necesitados.
-A veces… Ese joven
al que ayudaste, no es la primera vez en que me encuentro con este tipo, hace
como tres meses en un pueblo de la región del sur mientras me encontraba en un
bar concurrido, este sujeto llegó con el mismo cuento que escuchaste, con una
pequeña modificación en el discurso pero la misma esencia en busca de
compasión. Incluso el tono de voz es un recurso más para conseguir esa piedad
que por herencia a algunos se ha mal impuesto, compasión que degenera la
sociedad para crear parásitos que se aprovechan de la ignorancia de algunos y
de vosotros el “buen corazón que ayuda”. Esa
Ayuda o caridad que se da…
Es a veces lo que hace
a ésta gente lo que es, un ser conformista, dependiente y de una moral tan baja
que no se pueden sentir autosuficiencia como para poder costearse su propia
vida o simplemente no buscar la manera para encontrar esa luz interna que nos
diferencia de los animales. O ser un zángano prisionero de la pereza y la
comodidad.
-Aunque tienes razón
es una manera cruel de ver las cosas. Aunque hay gente que si necesita, una
ayudadita.
-No es crueldad si al
final le harás un bien, es mejor que te odien al principio y luego te amen. La
compasión no es para los débiles, es de los débiles. La humanidad necesita mas que eso para poder salir adelante.