Los
Perros
Una
noche me encontraba caminando por la Sierra lóbrega, en marcha buscando a mi
viejo amigo Gaalh, empezaba a oscurecer cuando me adentré en el bosque, tenía
el hábito de caminar hacia el pueblo por el sendero más desolado y sombrío, el
menos transitado; debido a que me repugna encontrarme con los oriundos de la
zona, nunca ha sido de mi agrado socializar mucho. Esa noche mientras caminaba
me percaté de algo extraño en el bosque, no se escuchaba ruido alguno, un
silencio lúgubre, solo podía escuchar mi respiración y las hojas y ramas
pequeñas que pisaba paso a paso, detuve me por un instante pero no tomé importancia continuando mi rumbo.
Llegue
a la calle principal del pueblo, luego tomé la Av. Felipe Peña la cual conduce
a la puerta trasera de la casa de mi aliado en desvaríos, generalmente ignoro a
las personas no les tomo importancia; pero me encontré con esa chica linda que
siempre coincidía en mi camino, esta vez atrajo mi atención de sobremanera, su ropa estaba rasgada, sucia
su seno izquierdo salía de su vestido, su cabello alborotado, su rostro pálido
y de su brazo descendía una delgada línea color bermeja que finalizaba en la
punta de su dedo medio escurriendo gota a gota hacia la calle que marcaba el
rastro de su procedencia. Logré notar un leve cambio en la atmósfera se volvió
más pesada y gris como si de repente una tarde tormentosa se aproximará en
cuestión de segundos. Decidí continuar y seguir adelante ignorando la escena
que había presenciado luego de ver a mi vecina. Una ansiedad y delirio de
persecución comenzó a agobiarme, acelerando mas el paso cruce en el pasaje
hacia mi destino cuando frenéticamente me detuve atónito ante una jauría de
perros; gruñían alrededor del cadáver de un pequeño de unos siete años que se
encontraba postrado sobre el pórtico de una casa, desmembrado de sus
extremidades. Los perros furiosos se peleaban entre ellos, por las partes que
podían arrancar del cuerpo inerte desgarrado mordida a mordida por el perro “alfa”,
al parecer el líder de la manada, sin pensarlo mucho rápidamente regresé y
volví a tomar otro camino.
No
podía digerir lo que estaba sucediendo, esos perros no eran normales sus ojos
se confundían con el rojo de la sangre que se encontraba embadurnada en sus
hocicos, sus colmillos más pronunciados de lo normal y su comportamiento
errático y feroz dejaba mucho que decir
respecto a la violencia con la que había sido atacado el niño. Caminé durante
un par de minutos cuando vi a un hombre que corría a toda velocidad segundos
después tres perros ladrando y alcanzándolo a toda velocidad, uno de ellos dio
un salto de unos siete metros obteniendo su cuello a merced de sus mandíbulas
hambrientas. Enajenado por la destreza inverosímil de los perros corrí lo más
rápido que pude a buscar refugio. En la desesperación que me encontraba, llegue
hasta un callejón sin salida, lo cual me preocupó ya que me sentía acorralado,
podía escuchar el olfateo de los perros a mis cercanías.
Después
de un rato deambulando logré encontrar el sendero correcto hacia mi hogar,
cansado y algo paranoico solo deseaba llegar a descansar, y encontrar una
respuesta racional a la situación; el farol que está en mi pórtico lograba
iluminar cada vez más la calzada que pisaba, a unos cuantos metros estaba ya
cuando un perro apareció entré la sombra de la lejanía, de sus largos colmillos
escurría sangre, me miraba fijamente a los ojos como si supiera lo que estaba
pensando, me detuve por unos segundos sin moverme ni un centímetro, me quedé
petrificado sin nada que hacer, entonces el perro se alejó y desapareció entre
la oscuridad de la noche. Un segundo después sentí en mi cuello un pequeño
dolor, acto seguido mis brazos fueron sujetos y fui derribado por una jauría de
perros.
Al
día siguiente en las noticias, según las
cámaras de vigilancia, se reporto que la planta de tratamiento de desechos tóxicos
irrumpió un perro, éste se expuso a radiación y a su vez había mutado y
contagiado la mayoría de perros en la ciudad, contagiándolos mordida a mordida
como se propaga un virus devastador. La imagen de un cadáver desmembrado
tratando de sujetarse de las gradas de un pórtico, fue la primera plana del
periódico sensacionalista de la ciudad, imagen que con mucha satisfacción decidió
el jefe seria el éxtasis matinal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario