Asesinatos de la sexta Avenida (Parte I)

 

 Asesinatos de la sexta Avenida (Parte I)

Son las 6 de la mañana y en las noticias matutinas de la prensa sensacionalista  del canal 5 anuncia el homicidio de un joven que amaneció decapitado – “…así, fue encontrado este sábado por la mañana en la acera de la 6° avenida norte de la capital, justo en la intersección con la 6° calle poniente en las cercanías de la Iglesia del Rosario. La particularidad del siniestro tiene a la ciudad desconcertada, en una atmósfera de terror y desconfianza. Los feligreses  encuentran calma asistiendo a las ya acostumbradas misas oficiadas por el joven sacerdote  Dionisio que llena de alegría y paz a la comunidad católica, en la iglesia La Merced. Desde luego siempre hace falta alguien en quien depositar un voto de fe, que proporcione un aliento de paz”

Añade el reportero –“Este ya es el tercer homicidio,  ha sido una década difícil justo hace diez años del  incendio devastador que consumió totalmente la iglesia del Rosario situada frente a Plaza Libertad; no estamos en tiempos de bonanza se puede decir, el recuerdo del antecesor Padre Amadeo aun está presente entre los más devotos y cercanos al clérigo; que por desgracia se encontró calcinado dentro junto con…”

Vaya noticia, se esmeran por resaltar la fatalidad de las cosas…

Llegó el viernes recién salgo del trabajo, tengo planeado salir nuevamente con Alicia e ir al cine a ver esa afamada y tan polémica película de William Friedkim, misma que está basada en una historia real; para agregarle emoción al rodaje decidí ir a ver la función de las 8:30p.m. Disfruto mucho de un buen film así es que espero este no me decepcione. Llegando al cine noté que la Plaza Libertad estaba más concurrida que lo habitual, no le tomé mucha importancia y me senté en una de las bancas del parque esperando a mi cita, mientras disfrutaba de un cigarrillo acompañándome en la soledad entre el gentío en el que me encontraba.

Se acerca a mí un sacerdote y me pide “fuego”.

-¿Qué acaso no es pecado fumar Padre?- pregunté sarcásticamente.

-No te preocupes hijo no me iré al infierno por eso.- respondió con una sonrisa en el rostro.

-A que se debe tanto revuelo por acá. ¡Lo siento Padre, no me he presentado! Mi nombre es Antonio, Antonio Arteaga.

- Mucho gusto, no hay problema, yo soy el Padre Dionisio, y el motivo del revuelo como tú dices, es porque hoy inauguraremos la nueva iglesia del Rosario. ¡Te invito! La misa será dentro de unos minutos…

- Con mucho respeto,-interrumpí-  no es una doctrina que asienta, pero gracias de todas maneras, estoy esperando a alguien, además justo ahora aguardo por la función de las 8:30…

De repente se acerca a mi Alicia y me saluda alegremente:

-Vaya que si eres puntual.- dijo sorprendida.

-A una película nunca llego tarde; déjame presentar te al Padre Dionisio, al parecer hoy inauguraran la nueva iglesia. Ella es Alicia, mi prometida.

-¡Un placer!… Respondió el sacerdote con una inspección de pies a cabeza a la joven.

- Mucho gusto Padre. Ya veo por qué tanta gente por acá. ¿Nos vamos, Antonio?

- No hay problema, andando que casi es hora. Nos vemos luego cura.

- Aquí os espero, cuando queráis. ¡Disfruten del film, he escuchado que es muy aterrador!

- Antonio, ¿es amigo tuyo ese sacerdote?

- No, que va, simplemente se acercó a compartir un cigarrillo conmigo.

Al terminar la película nos dirigíamos rumbo a mi casa, en el Barrio La Vega, así que caminamos. – Antonio, no pasemos  por ahí. Irrumpió la tranquila caminata Alicia con un tono de nerviosismo.

- Porque, si yo he caminado por acá desde muy pequeño, no  hay problema.

- Pero esta es la calle del asesinato de las noticias, no quiero ni verla, además es muy sombría y desolada.

- Mira que horas son, desde luego que está desolada no te preocupes siempre que salgo del cine tomo este camino.

Entre nerviosa y con mucho miedo no tuvo opción Alicia y siguió el camino alerta ante todo. Conforme se acercaban a la esquina de la manzana, la lámpara del alumbrado público solo dejaba entre ver una sombra que no se lograba definir, parecía una mujer con un vestido negro aunque no se distaba su rostro, pero acercándose mas y mas, Alicia logró distinguir que realmente era una sotana, la luz se encendía y apagaba el ambiente era tenso y un frio peculiar helaba sus manos descubiertas. Se petrifico a medio camino y dijo: – Antonio no caminemos más. –con una voz entrecortada murmuró.

 -Mejor apresurémonos que hace mucho frio.-tomo una pausa de unos segundos

- No, no… acabo de ver a alguien parado en la esquina.

- No es nadie, ahí no hay nadie. - escéptico y confiado avanzó.

- Yo lo vi, llevaba una sotana como la del cura. Aunque no tenía cabeza alguna.

-Vamos, la película debió dejarte perturbada.

-¿Qué es eso, no escuchas eso? Ese Ruido… proviene de esa casa.

-Tranquilízate son los Beatles, es Revolutión No.9 No seas paranoica, cuando lleguemos a casa escucharemos el White álbum y verás.

- Está bien, continuemos.

Justo se aproximaron a la esquina y aparece de nuevo la figura de un sacerdote no poseía  cabeza, con sus manos extendidas trataba de conseguir sus cuellos, la luz se apagó y quedó todo a oscuras, unos segundos después volvió. Y emerge de la nada el Padre Dionisio…